viernes, 25 de mayo de 2012


Restaurante “La Poblanita”


Por Adriana Mújica

En 1992 el señor Pedro De La Torre quedo desempleado y con su liquidación comenzó una pequeña taquería en su casa, tiempo después empezaron a haber más taquerías en la zona y la idea fracasó.
Volvió a invertir y ésta vez su esposa cocinó comida corrida y de nuevo en la colonia se satura de vendedores de comida corrida. En 2000 comenzó un nuevo proyecto al que llamo “café paseo” que es el nombre registrado en la delegación, ésta vez decidió vender quesadillas y antojitos mexicanos. Pero ésta vez contó con el apoyo de un viejo amigo administrador de empresas. Al tener éxito decidió ampliar un poco su menú incluyendo comida corrida y arrachera. A petición de algunos clientes que llegaban a comprar en sus horas de comida.
En el 2005 la gente se comienza a quejar de las tortillas de tortillería porque están duras y el señor Pedro comienza a buscar personal femenino que quisiese hacer quesadillas a mano o que las supiese hacer, al encontrarla también encontró varias personas dispuestas a trabajar, muchas de ellas personas de provincia. Cambia el nombre del restaurante a “la poblanita”, debido a que sus trabajadoras son de Puebla.
Desde siempre ha gustado de las construcciones provincianas y tradicionales, y su idea era traer un poco de ese escenario a la ciudad. El restaurante cuenta con un acabado rústico y toda la construcción fue diseñada por el y su esposa, en la planta baja dando hacia la calle hay un comal donde una chica prepara quesadillas a mano, en la entrada mesas redondas con herrería y  ventanas grandes con arcos. A Pedro le gustan las cosas nuevas y el reciclaje entonces se encuentra con un amigo que le platica que acaba de adquirir un tren y lo hizo hotel, quito todo el piso pero no sabia que hacer con las láminas y Pedro se las pidió, es de estas láminas que están construidas las escaleras que dan al primer piso.
En una visita a un pueblo observo una casa casi abandonada llena de herraduras y a un señor que hacia muchos años se dedicaba a los herrajes de los caballos, como no sabía que hacer con tantas herraduras Pedro se las quedó y los colocó en los barandales de las escaleras.
La parte de arriba es fascinante, el techo está tapizado con lazo haciendo formas extraordinarias, una barra en la esquina recubierta con leña, adornos en la parte superior de las paredes con la serpiente emplumada y un pequeño escenario donde antes cantaban música en vivo.

Los viernes la barra está muy solicitada y para curar las crudas venden pancita y caldo de gallina al siguiente día. Todos los días el lugar esta lleno, recibe de 300 a 400 personas y lo más impresionante es que llegan todo tipo de personas desde trabajadores de construcciones y chicas de servicio hasta esposas de diputados, empresarios y artistas. Pedro dice que la clave en su éxito es el comprar materia prima de buena calidad y ofrecer siempre lo que el cliente pide. Este gran lugar esta ubicado en la calle cda. De pólvora esquina con Av. Stim frente a una sastrería en la Colonia Lomas del Chamizal Del. Cuajimalpa.



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